Esta playa de Sonabia, rodeada por hermosas colinas y abrazada a un enorme promontorio calizo, conocido como la Ballena por su perfil en forma de cetáceo que emerge de las aguas, esta playa escondida y de difícil acceso tiene su pequeña historia, ya que fue una de las primeras donde la gente se ponía en cueros sin miedo a que le cayera una multa por escándalo público.
Por suerte, hoy esa amenaza ya no existe, pero Sonabia continúa siendo un bonito santuario para los amantes del naturismo, aunque también acuden a ella bañistas más tapaditos, atraídos por sus aires bohemios de libertad.
Es frecuente, incluso, ver a cuadrillas de amigos en las que unos van desnudos y otros no, sentados todos juntos en animada conversación. «Allí nadie se mete con nadie".
Todo el mundo va a su "bola", aseguran los asiduos a este arenal, coronado por salvajes dunas cubiertas de suave vegetación y vigilado por buitres leonados.
No te lo pierdas: La única buitrera marítima de Europa, situada en las majestuosas peñas de Candina, donde habitan más de 50 ejemplares. Verdaderamente resulta un espectáculo único y sorprendente ver a estas aves rapaces sobrevolando el Cantábrico.
Es una de las pocas playas en las que permitían los perros, aunque actualmente en temporada de verano esta ya prohibido.
Para llegar, hay que tomar el desvío de Oriñón y seguir unos 3 kilómetros en dirección a El Pontarrón.
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